Cuando no dominamos ciertos términos en relación a la construcción y a la arquitectura es muy común confundir la rehabilitación de edificios con la restauración. Lo que ello conlleva es que no sepamos qué es lo que necesitamos llevar a cabo por la mera confusión. Distingue ambos conceptos para saber primero por dónde se debe comenzar.
Rehabilitación o restauración de edificios: en qué se diferencian
La rehabilitación en sí misma engloba términos muy amplios, ya que no solo va referido a los edificios, sino también a cosas y a personas. En el diccionario encontramos definiciones que hacen referencia a las acciones que tienen el fin de restituir o volver a habilitar el estado anterior en el que se encontraba para la recuperación de una actividad o función disminuida o perdida.
En cuanto a la rehabilitación de un edificio se basa en el acto de mejorar o acondicionar el uso de una propiedad mediante una previa reparación u obra, mejorando las características funcionales, estéticas, térmicas y acústicas con las mínimas molestias.
En cambio, la palabra restauración en el Diccionario de la RAE se define como el acto de “recuperar, renovar o volver a poner algo en el estado que antes tenía o en la estimación” que presentaba en determinado periodo anterior. Por tanto, se conoce el término de restauración como el acto de reparar el deterioro que ha sufrido un edificio, pero también es muy empleado en pinturas, esculturas o bienes históricos de alta estima.
Sin embargo, el acto de restaurar en sí mismo no conlleva el hecho de volver a hacer servible o habitable el elemento o conjunto de elementos en los que se ha trabajado. En este caso se prioriza por encima de todo el hecho de recrear aspecto histórico o anterior, pudiendo a su vez adaptar los componentes funcionales.
Por tanto es muy importante que para diferenciar correctamente la rehabilitación de la restauración tengamos claro cuál es el uso que le queremos dar y la finalidad a la que queremos llegar.
La rehabilitación de edificios o la restauración en términos legales
Por otra parte, más allá de la propia definición, es importante distinguir ambos términos por su diferente clasificación administrativa. Esto cambiará tangiblemente en el momento en el que queramos solicitar licencias municipales de obra y nos pidan etiquetar la obra con su nombre correcto.
Esto es así debido a que la rehabilitación o acondicionamiento de un edificio pueden ser del aspecto y del estado exterior del mismo, para una reestructuración puntual, para su reconfiguración (modifican la vivienda en su disposición mediante, por ejemplo, la regularización de árticos o guardillas). En general, sirven para mejorar las condiciones de habitabilidad de un edificio introduciendo nuevas instalaciones para adaptarse a la normativa, por ejemplo, en la protección contra incendios.
Por su parte, la restauración conlleva la restitución de un edificio (o parte del mismo) que comúnmente es catalogado como obra monumental o histórica y quieren volver a sus condiciones o estado original que ha sido debidamente documentado.